Feliz 2.014

¿Dónde está nuestro destino, en el cómodo llano o en la agreste montaña?
En todos los lugares donde pongamos ilusión y empeño.
Feliz año 2014.
La hoya de Huesca  desde el Tozal de Guara.

Camino de El Pueyo. Marrubium vulgare. "marrubio, marrueco"

La singular textura de las hojas del marrubio llama poderosamente la atención. Su aspereza queda resaltada por la cencellada y la escarcha de estos días de invierno adelantado.
Los nervios de la hoja, muy marcados por el envés, tienen su contrapunto en los profundos surcos que observamos en la haz.
Es el marrubio planta nitrófila que crece espontánea en suelos bien estercolados. Al ser perenne es algo leñosa en la base. El aspecto ceniciento lo produce el indumento de pelos blancos que la recubre en todas sus partes.

Agrupa las flores en verticilastros, tan
habituales entre las labiadas,  familia a la que pertenece. 
Ahora en Diciembre ya no es fácil ver las flores que son de natural blancas, en todo caso  las encontremos macilentas y pardas, de tan lavadas y castigadas por la humedad de las boiras y el frío del hielo. Sí podremos observar el cáliz, y  veremos que termina en dientes, normalmente diez, curvados en la punta, lo que da pista de su función dispersora adhiriéndose a la piel de los animales.



 Utilizada desde la antigüedad contra la diabetes, las afecciones pulmonares, y como cicatrizante, entre otras muchas aplicaciones, formaba parte de la base de todo herbolario. También se le endosó función casi mágica al utilizarse contra la ictericia mediante el procedimiento de orinar sobre el marrubio al despuntar el día durante una novena.
Con ella se utilizaban casi todos los procedimientos: tisanas, vaporizaciones,  maceraciones, cataplasmas, alcoholes. En fin, con todo lo ruda que parece, un derroche de generosidad.


Tozal de Guara desde La Tejería

Ascensión en Noviembre al Tozal de Guara. Ya ha caído algo de nieve y hace un tiempo desapacible, ventoso, en las montañas situadas más al norte. Una planificación de última hora y decidimos subir a la mayor de las cimas de la Sierra de Guara. Elegimos la ruta que sale de Tejería, pensando que al ir por barrancos estará resguardada del viento durante más tiempo. Por otra parte  sabemos que el recorrido es largo  y el día corto; nominalmente el desnivel ronda los 1.200 m, pero el ascenso acumulado está próximo a los 1.500 m, y un recorrido de unos 16 km. , así que habrá que ir un poco ligeros. Subimos por la ruta normal, bien balizada. La bajada la hacemos por la vía directa, cogiendo primero Las Pedreras, y continuando en línea recta por sendero escondido que sigue el barranco del Abadejo, a trechos casi camino de jabalí.



Hemos dejado el coche junto a la barrera, en espacio indicado para aparcar, un kilómetro y medio después de los carteles indicadores que prohíben el paso. ???
Al poco de caminar por sendero bien señalizado llegamos a la ermita de la Fabana, construcción del s.XII. Está en completo abandono, el ábside muy deteriorado, y el interior utilizado como establo. Un par de edificaciones añadidas posteriormente a la construcción de la iglesia también presentan un lamentable aspecto. La torre es rústica y sólo se permite el adorno de una ventana geminada. Tras la ermita se ve la loma redondeada del Tozal.



Las estribaciones meridionales del Tozal están surcadas por barrancos, amplio es el que traza el barranco del Abadejo,  que será por donde bajaremos.

Para subir tomamos el barranco de Fabana, mucho más estrecho y con agua.


La acumulación de materia vegetal, cementada con la cal disuelta en el agua, forma pequeños escalones de roca de formación reciente.


El camino discurre buen trecho por espesos quejigares y bojedales.Gran parte de este antiguo paisaje ha sido transformado por la plantación de pinos. Poco a poco la silueta del Tozal va mostrando detalles de su fisonomía.


























En los claroscuros del bosque aparece la fuente del Chinebro. En efecto, un hermoso chinebro se acerca a su orilla. Viene acompañado de unos cuantos ejemplares de tejos.

A partir de los 1.050m de altitud comenzamos a encontrarnos la nieve, que se hace más abundante en cuanto sobrepasamos el bosque.  En toda su longitud aparece el Monte de la Ronera,  cuya máxima altura es el Pico Fragineto. Presenta en la cara Este las mismas barrancadas y formación de "chevrons" que en su cara Oeste, tal y como lo vimos hace unos días desde el Pico Matapaños.

















A pesar del sol, el hielo persiste y cubre la rala vegetación.


El Tozal presenta un relieve mucho más abrupto que sus hermanos pequeños el Cabezo y el tozal de los Buitres.



El hielo, arrastrado por el viento, se ha adherido a los sufridos pinos que crecen de manera aislada en  las últimas pendientes.


El relieve abarrancado de Guara se torna llano hacia el Sur.

La nieve caída ha transformado Guara, el manto nevado le da apariencia alpina sólo desmentida por los campos de Nocito.


El viento helado ha transformado la nieve  creando  plumas de hielo.

La satisfacción  por llegar a la cumbre mitiga en parte el intenso frío.


Hacia el Norte, las demás ondulaciones  que completan esta parte de las sierras exteriores. De fondo el Pirineo nevado.



















La Sierra de Guara es tierra de contrastes. Recordamos con Diego el calor que sufrimos cuando subimos hace un par de años en mayo a las dos cumbres de Guara que ahora vemos nevadas.
























Como las ondas de un estanque, así se despliegan las sucesivas ondas rocosas en el Pirineo meridional.

Un sinfín de picos y valles. Montañas conocidas y otras que todavía nos quedan  por descubrir.
 Peña Oroel, con la cumbre blanca.

Guara, omnipresente para los que habitamos el Somontano.